Literatura Colonial
Por Carlos Parra F.
La literatura chilena colonial surgió en el contexto de la Guerra de Arauco y la conquista de Chile. Junto con los primeros gobernadores llegó a nuestro país un tipo de soldado que no sólo se dedicó a guerrear con el pueblo Mapuche, sino también, dejó un valioso registro escrito de sus observaciones y de los hechos acontecidos durante la primera etapa de la conquista. A este grupo pertenecen Pedro de Oña, Francisco Núñez de Pineda y el célebre Alonso de Ercilla y Zúñiga.
Uno de los ejemplos más notables de la literatura de este periodo corresponde a "Cautiverio feliz", obra en la que Núñez de Pineda relata las costumbres, creencias, fiestas, organización política y sistema de guerra de los mapuches. El texto fue escrito mientras el autor estuvo recluso a mano de los araucanos y, por sus descripciones, se puede decir que se sitió muy a gusto durante esta experiencia. Cautiverio feliz es según algunos autores una de las descripciones más completas que se tiene de la cultura mapuche primigenia.
En este sentido, la Sala Regional de la Red de Bibliotecas UBB, denominada "Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán" y ubicada en la Sede La Castilla de Chillán, contiene una amplísima colección bibliográfica de este periodo, disponible para los alumnos de Historia y Geografía, académicos e investigadores de la historia regional.
"La Araucana"es un poema épico escrito por Alonso de Ercilla que habla de la guerra entre españoles y mapuches. Si bien fue publicada por primera vez en Madrid en 1574, su texto fue escrito íntegramente en suelo chileno - en plena campaña militar del gobernador García Hurtado de Mendoza- en cortezas de árbol, trozos de cuero y algunos pedazos de cartas. La obra de Ercilla fue tomada como ejemplo por cronistas posteriores como Pedro de Oña y su "Arauco Domado", incluso Diego Barros Arana la consideró como la primera historia de Chile.
Pedro de Oña, por su parte, fue el primer poeta nacido en Chile en los Confines de Angol, publicó en 1596 su poema "Arauco Domado". Se señala que García Hurtado de Mendoza encargó que se escribiera este poema con el objeto de exaltar su persona y sus victorias en los campos de Arauco. Por ello, se dice que este título es una construcción parcial en el que se caracteriza al pueblo mapuche como terrible y salvaje, mientras que a las huestes españolas se las pone como sufrientes y abnegadas.
En uno de los pasajes de este poema, en el cando duodécimo, se narra el martirio de Galvarino quien a pesar de clamar por su muerte, es devuelto a su tierra luego de habérsele cortado las manos.
El gobernador García Hurtado de Mendoza es denominado por algunos autores como el "pacificador de Arauco", sin embargo, tras su salida del gobierno de Chile, la guerra retomó su violento estado inicial.
La Red de Bibliotecas UBB, en sus Sedes de Concepción y La Castilla de Chillán, mantiene una completa colección de dichos autores.
Portada del manuscrito hecho por Nuñes de Pineda.
